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XXVI SAFARI SIERRA DE SERON

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Este pasado fin de semana, los paisajes de Serón y su sierra han sido objetos  de “caza” con la celebración del XXVI Safari Fotográfico Sierra de Serón, en el cual han participado un grupo numeroso de fotógrafos del municipio y alrededores.

En esta edición se ha recuperado la jornada de convivencia con los participantes que han vuelto a la impresión de fotografía que en años anteriores y debido a la pandemia, se había realizado de manera digital, eligiendo de entre las 15 fotografías presentadas, las 8 que se exponen para concurso, pudiendo además ver los participantes la fotografía del resto de compañeros.

Durante la impresión de fotografías, el arquitecto y fotógrafo Antonio Luis Martínez Cano, ha realizado un Taller y exposición de su trabajo como fotógrafo profesional de arquitectura e interiorismo con publicaciones en medios nacionales e internacionales,  así como urbana o de paisaje, mostrando fotografías del Volcán de La Palma o las espectaculares auroras boreales de Islandia.

Previo a la celebración del Safari el fotógrafo Miguel Gil, impartió un Taller sobre fotografía digital sobre La composición y creatividad, el uso de filtros,  la Fotografía de paisaje o como preparar un concurso fotográfico.

CARIDAD LÓPEZ MARTÍNEZ / Áreas de Turismo y Empresas

admin 16 noviembre, 2022 Leave A Comment Permalink

Las Menas 50. Legado con futuro 1968-2018

Desde que el Ayuntamiento de Serón puso en marcha la iniciativa de conmemorar los 50 años del cierre de la actividad minera de las Menas para pulsar la vitalidad de aquel legado social y económico, no ha parado de registrar señales a su favor. En el mes de junio de 2018 se vertieron sobre el cargadero de esta valiente iniciativa tres actividades dispares pero complementarias. Bajo el lema Legado con futuro, se diseñaron acciones que tuvieran alguna correspondencia con el espíritu de Las Menas. Y no solo se trató de entrever qué secuelas económicas tuvo aquel cierre sino que se procuró detallar también las culturales, las artísticas, las emocionales.

Memoria del Aire Sólido, Hierro+Piedra

Por ello la primera acción puso el foco sobre el legado artístico de aquel emblema que fue la minería de Las Menas. Los días 1,2 y 3 de junio, Memoria del aire sólido congregó, bajo la coordinación del escultor Safi, a numerosos artistas de la provincia. Se trataba de reivindicar el espíritu creativo que siempre sustentó a la minería de Menas. Eduardo Cruz, Uli Schwander, Roberto Manzano, el propio Safi y así hasta casi una quincena de artistas cedieron su obra durante los tres primeros días de junio para que desde ahí se propagara luego el mismo entusiasmo a las numerosas actividades que conmemoraban los 50 años del cierre del poblado minero. Las dificultades de reunir a tantos artistas en una fecha concreta revelaron el gran interés que todos ellos tuvieron por la convocatoria. Se trataba de rendir homenaje no solo a una fecha determinada sino que el impulso estaba motivado también por el culto los materiales emblemáticos con los que se concibió la muestra: hierro y piedra.

Las Menas 50

Música Mineral

Tras la gran afluencia de público de la primera actividad Memoria del aire sólido, llegó la música. El objetivo de las actividades siempre fue el de emular de algún modo la esencia de las Menas. Y si el arte siempre impulsó aquel modo de vida, la música no podía faltar. La gran tradición musical de Las Menas nunca se diluyó pese al cierre. Los numerosos testimonios de quienes vivieron aquel tiempo destacan la presencia de la música como uno de los hitos de su vida cotidiana. En el archivo fotográfico de Las Menas resaltan los retratos de aquellas numerosas bandas de música en el centro del poblado, con aquellas vestimentas solemnes y la multitud jaleando su presencia. Para celebrar el recuerdo de la música de Las Menas se propuso la alianza de tres tipologías de música y de tres maneras de mostrarlas. Música mineral fue el segundo encuentro en torno a la conmemoración. Para hacer coincidir tres estilos musicales en un mismo instante y que fueran luego complementarios se escogió la didáctica para enlazarlas y la misma fecha del 2 de junio. Entonces llegó Zopli2, un dúo de gran éxito en sus talleres infantiles de música porque, a parte de su relevancia en todo el país (tienen incluso un espacio en el programa La aventura del saber de la 2 de TVE), fueron capaces de captar la atención del pequeño público con propuestas pedagógicas y con interpretaciones a dúo sorprendentes. Su dominio de la técnica y su gran capacidad para hacernos comprender la mecánica de los instrumentos musicales de viento hicieron que su actuación se convirtiera en una auténtica clase magistral para los más pequeños y, claro está, para los más grandes. La dinámica de la actuación de Zopli2 encajó luego perfectamente con la actuación al cante flamenco de la profesora del Conservatorio de música de Almería, Angela Cuenca y al toque de Antonio Luis López. Taller de música de Zopli2 para los pequeños en la Casa de los Cuentos e historia y cante minero y la historia de los palos flamencos en la Casa Nº 7. El resultado fue sorprendente porque se aunaban dos metodologías con las que aprender y divertirse era cuestión de muy poco tiempo. Y para completar esta propuesta musical qué mejor que el sonido de nuestro tiempo, la música electrónica. El DJ Alberground es uno de los músicos electrónicos emergentes con más solidez del sur de nuestro país. Con diversas actuaciones en los mejores festivales de música electrónica, Alberground completó el espacio dedicado a la música mineral amenizando el entretiempo del resto de actividades. No se trataba solo de emular aquel tiempo, sino que también se quería reivindicar un día dedicado a la música igual que se pudo haber hecho en su momento en la explanada de las Menas.

Escultura, música,.. Devolver a los espacios mineros su memoria no era fácil. Y no era fácil porque aquel tiempo concluyó y solo nos quedaba ser fieles a lo que sabíamos que formaba parte de su imaginario. Una de las actividades más emotivas de las que se hicieron en la conmemoración de los 50 años del cierre fue, coincidiendo en la misma fecha que Música mineral, la presentación del nuevo libro de Maribel Garcia Sánchez. Ahora hablamos de historia, de historias documentadas, de itinerarios por aquel tiempo. En el escenario del bar la Estación, se congregó una multitud de vecinos de Serón y de los pueblos cercanos con la única intención de agradecer el esfuerzo de la autora por registrar aquel tiempo vivido. Y fue un éxito porque el recorrido por el libro Las Menas de Serón. Almería. Ruta histórica, sirvió para rememorar escenarios antiguos pero también para rememorar sentimientos archivados. Y todo floreció esa misma tarde con la presentación de Carmen Cuadrado y con la intervención de la propia autora junto a María Fernández y Miguel Reche. Con esta actividad quedaba claro otro de los objetivos de estas propuestas: certificar que aquel tiempo de Las Menas seguía vigente con igual o mayor intensidad.

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Las Menas: Análisis de un fenómeno social, económico y ecológico singular en Almería

El orden de las actividades no alteraba su importancia. De la parte más lúdica y emocional, llegó el momento de la geografía, de la economía, de la historia. Con el sobrenombre de Las Menas: análisis y situación de un fenómeno social, económico y ecológico singular en Almería, el día 29 de junio se iniciaron las charlas para evaluar y desentrañar el fenómeno de Las Menas desde diversas perspectivas. Para ello se invitó a tres ponentes de alto nivel en la provincia, Andrés Sánchez Picón, Juan García Latorre y a Rodolfo Caparrós, precedidos para su presentación por Antonio Torres López, Diputado de Cultura de la Excma. Diputación de Almería. El plan era muy sencillo: desvelar las entrañas de aquel fenómeno minero y apuntar nuevas perspectivas de desarrollo. Y se trataba tan solo de apuntar porque la información recabada a lo largo de los años por estos tres investigadores era de tal envergadura que casi solo daba tiempo a apuntar, a apuntar algunos aspectos que demostraban la enorme importancia del fenómeno de Las Menas. Andrés Sánchez Picón, con su perspectiva de la historia económica de Almería subsanó cualquier duda sobre la importancia de la explotación minera. Los datos sobre su productividad, la importancia que tuvo aquel modelo productivo, la conversión de toda una comarca hacia una organización social moderna inspirada en los hitos de aquel periodo como fueron la llegada del ferrocarril a la Comarca, la intensificación de la vida cultural que se generó con la consolidación de la explotación, los fenómenos de la lucha obrera que sucedieron allí a principios de siglo XX, que luego fueron pioneros de la movilizaciones obreras posteriores en zonas del norte del país, fueron esclarecedores para tener una idea nítida de las diversas realidades del paraje minero de Las Menas.
Y del relato de Andrés Sánchez Picón a la sorprendente exposición de Juan García Latorre en la que se desentrañaron algunas de las sorpresas de la jornada. Y fue así porque hasta ese momento no se había mostrado una perspectiva que ahondase en la monumental importancia ecológica del territorio minero de Filabres. Porque Menas es Filabres y los recursos mineros emergen de una fabulosa herencia natural. En la intensa aproximación de Juan García Latorre al legado social y natural de Filabres, hizo extraordinarias incursiones en el legado de los antiguos pobladores, releyó las referencias de los libros de apeo y del catastro del Marqués de la Enseñada para hilar el fenómeno migratorio que nos precedió con el fenómeno de colonización masiva de la minería de Menas. La conmemoración del cierre de las Menas, de los 50 años del cierre es también la constatación de que en aquel emplazamiento natural convergían una cantidad de recursos ecológicos (geológicos, de flora y de fauna autóctona,…) impensables hasta hace muy poco. Y como la charla dejó claro que el legado minero era también el legado natural, la siguiente exposición de Rodolfo Caparrós cerró un circulo imaginario interesantísimo: sobre los mismos recursos que hoy parecen abandonados, está la misma simiente para el próximo desarrollo. Y para ello repasó la peculiaridad de un lugar minero recóndito como las Menas haciendo hincapié en la impresión colectiva necesaria para impulsar cualquier acción de desarrollo sostenible. La convocatoria a este nuevo acto de conmemoración quería clarificar algunas de las cuestiones esenciales en esta nueva perspectiva para Menas. Tras el magistral análisis de su ponentes, quedaba pendiente resolver las innumerables cuestiones sobre su futuro. ¿Menas como un nuevo espacio turístico? ¿Las Menas como nuevo centro de desarrollo económico forestal? ¿Las Menas como centro de actividades innovadoras? Ahí quedaron las claves para una nueva sesión que trataría de poner nombres nuevos a nuevas propuestas.

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Las Menas está de cine

La peculiaridad de Las Menas es indudable. Tanto que las propuestas que se plantearon para diseñar el programa de su conmemoración, eran innumerables. Pese a ello hubo una que emergió sin apenas dudas. El espacio minero es un espacio tan especial y contiene tantos elementos arquitectónicos y naturales singulares, que encajaba perfectamente para ser el escenario de un proyecto cinematográfico. Su propia historia avalaba llevar a cabo una actividad de cine. Por eso Las Menas esta de cine iba a servir para certificar el valor patrimonio-cultural del enclave. Y para ello se retomó de la conferencia de Andrés Sánchez Picón uno de los pasajes más intensos: las revueltas obreras de 1918. Con el título de Luna de sangre minera, el equipo de Cosas Varias Films consiguió reunir a medio centenar de personas entre equipo técnico, actores, actrices y figuración. La mayoría de las personas provinieron de Serón siendo muchas de ellas personas que vivieron en aquel periodo de la explotación minera. El resultado fueron dos días intensísimos de rodaje donde se vivieron momentos de gran emotividad por la trascendencia de la temática sobre la que versaba el cortometraje y también porque alguna de aquellas personas revivieron sus propios momentos en la mina antes del cierre definitivo en 1968.

Las Menas 50

Dos siglos de fotografía documental, con Las Menas al fondo

De la experiencia de un rodaje de cine en los escenarios originales de Menas, llegó el momento de resaltar la importancia de otro de sus recursos más valiosos: su archivo fotográfico documental. Bajo el título de Dos siglos de fotografía documental, con las Menas al fondo, esta actividad tenía una pretensión muy clara: conocer el archivo fotográfico de las Menas y conocer el valor de la fotografía documental minera de España. Para ello se escogieron a cuatro investigadores de gran prestigio. El motivo del título estaba perfectamente justificado porque se trataba de hacer un recorrido por dos siglos de fotografía documental. Juan Grima, director de la Editorial Arráez abrió su ponencia con un nombre insigne para quienes llevan años indagando en la historia de Las Menas: Gustavo Gillman. El trabajo fotográfico del ingeniero Gillman para la documentación de la historia minera de Las Menas es excepcional. Para Grima sin su aportación hubiera sido muy compleja la compresión de aquel fenómeno económico y social. Y como se trataba de fotografía documental, Juan Grima mostró las imágenes que se preservan de aquel periodo, imágenes que el propio Gillman registró con su cámara empleando una técnica y una mirada extraordinarias.

Fotografías inéditas de momentos determinados de la vida en la explotación minera y fotografías inéditas de la vida cotidiana del mundo rural que miraba a Menas. Si la exposición de Juan Grima fue reveladora, la que le siguió a cargo de Enrique Fernández Bolea fue clamorosa. Enrique Fernandez Bolea, profundo conocedor de la fotografía documental de Almería, hizo un adelanto de parte de su amplia investigación sobre la fotografía documental de Almería, haciendo mención, entre otros, al archivo de la Fundacion Fondo Cultural Espín como uno de los reportajes mineros más tempranos y abundantes de nuestra historia, y repasando parte del escaso catálogo de la fotografía de burguesía que progresó a principios de siglo al calor de las explotaciones mineras. De toda su exposición quedó clarísima la tesis de que era de vital importancia preservar a toda costa los fondos documentales fotográficos almerienses, porque sin ellos sería imposible para poder narrar con alguna precisión la historia de Almería y, claro está, tampoco la de Las Menas.

Pero ahí no quedó todo porque el sentido de la jornada también era el de hacer un repaso a la fotografía documental en España. Y para que los ejemplos resultaran clarificadores, Lucía Laín Claësson, investigadora de la fotografía española desde ámbitos tan importantes como los de la coordinación de exposiciones junto al historiador Publio López Mondéjar, nos hizo un fantástico repaso de la fotografía documental minera de nuestro país, constatando con ello las enormes similitudes de la documentación encontrada de Las Menas con las de otras minerías.
El argumento de su ponencia dejaba muy clara la relevancia de la fotografía para comprender también fenómenos sociales cruciales para entender la historia de nuestro país. La fotografía documental industrial, la fotografía de sucesos, la fotografía para comprender el imaginario de las clases sociales de nuestro país y sus instantes más convulsos, como relevó con la única fotografía que se conserva de las revueltas de 1918 en Menas perteneciente al activo del periódico ABC. El recorrido por la fotografía española que nos reveló Lucía Laín puso de manifiesto que nuestra historia nunca se hubiera podido documentar con solvencia a no ser por la existencia de un archivo fotográfico conservado, y el ejemplo más notorio era el de Menas.

El sentido de la jornada esta plenamente justificado porque con el repaso de las tres charlas, el público se pudo hacer una idea más acertada de cómo transcurrieron algunos de los momentos más señalados de nuestro historia reciente. Dos siglos de fotografía documental tenían que concluir con la fotografía contemporánea. Para ello el investigador y profesor Eduardo D´Acosta nos hizo un repaso vertiginoso por la fotografía moderna. Y no dejó apenas espacio para las dudas. Desde la fotografía pictorialista, a la más innovadora, hasta llegar a las nuevas tendencias del siglo XXI. Cartier Bresson, Robert Frank, Cristina García Rodero, la fotografía con smartphone. De siglo XIX al siglo XX, hasta llegar al siglo XXI y sus tendencias. Las fotografía española contemporánea y la fotografía de las redes sociales. El repaso a toda la fotografía en una sola ponencia fue un reto que cubrió con solvencia Eduardo D´Acosta. De esta manera pudimos comprobar cómo el objetivo de la jornada se cumplía claramente: la fotografía ha sido una de las herramientas más potentes para dejar constancia de nuestro paso por la historia. Y tan es así, que su versatilidad y su potencia, sirven aún hoy en día para constatar la presencia humana y cómo se han desarrollado sus relaciones en este mundo.

Las Menas 50

Ruta audio-descrita por Las Menas

Las Menas 50, Legado con futuro, ha propiciado un tiempo de reflexión en torno a nuestro patrimonio más preciado. El cierre de la explotación minera supuso el cierre de un modo de vida en torno a una actividad económica pero también el despoblamiento de un territorio natural. Por esa razón fue por la que se planteó la Ruta audio-descrita por las Menas. La realización del documental Las Luces del Carburo hace un par de años y patrocinado por el propio Ayuntamiento de Serón, reunió los testimonios de prácticamente todos y cada uno de los protagonistas todavía vivos de aquel periodo. Dada la envergadura de los relatos, se pensó en reunir en un paseo por los espacios mineros, las voces de los protagonistas grabadas para el documental, con una explicación guiada por la experta local y escritora Maribel García Sánchez. El resultado fue extraordinario porque se vivieron momentos de gran emotividad cuando coincidían el audio de aquellos testimonios reales en sus lugares reales. De algún modo un viaje en el tiempo que no hizo sino incrementar la potencia de las historias humanas de Las Menas.

Las MEnas 50

Presentación del libro de Juan Torreblanca Martínez “Historia y memoria de la cuenca minera de Serón-Bacares”

El recorrido por un legado tan importante como el de Menas nunca es sencillo. Y no lo es porque hay mucho en juego. Mucho en juego porque todo tiene una parte de emotividad incontrolable. Las diversas jornadas de conmemoración fueron apuntalando poco a poco nuestro conocimiento de aquel periodo al mismo tiempo que se fue incrementando cierta emoción recóndita entre las personas asistentes a las numerosas jornadas. Rememorar es traer al presente y eso es como revivir. La presentación del libro de Juan Torreblanca fue la culminación de ese estado. Publicado tras su fallecimiento, Historia y memoria de la cuenca minera de Serón-Bacares se presentó en el salón de actos municipal con una afluencia masiva para, no solo ver el libro que Juan Torreblanca no pudo ver publicado, sino también para poder reunirse en torno a su increíble recuerdo. Con la presentación del alcalde de Serón Juan Antonio Lorenzo, la intervenciones no pudieron ser más elocuentes. Desde la de la propia esposa de Juan Torreblanca, María Gracia Pozo, que conmovió al público con sus referencias personales a la figura del autor, y que no hicieron más ahondar en su personalidad inigualable y bondadosa, pasando por las de Juan Grima, que hizo un relato muy detallado del proceso de creación de la obra que se presentaba así como del fenómeno humano, incansable, apasionado, honorable como fue el de Juan Torreblanca. El acto tuvo también la presencia de Andrés Sanz Picón como director de la tesis que dio como resultado el libro que se presentaba y otra más que sorprendió a todo el mundo como fue la de Jean Steensma (ex director Cabarga San Miguel) e hijo de Don Renato, el último director de Las Menas. En cada una de las intervenciones, destacando la de María Gracia Pozo, se subrayó la enorme importancia de la figura del autor así como de su obra, auténtico legado para el futuro de Las Menas.

Las Menas 50

Nuevas perspectivas de desarrollo en la Sierra de los Filabres. Las Menas como hito en el desarrollo social y económico. Despobamiento y la intervención en el Patrimonio

A modo de reflexión final llegaba el 8 de septiembre la última mesa redonda de los actos conmemorativos. Con el título de Nuevas perspectivas de desarrollo en la Sierra de los Filabres. Las menas como hito en el desarrollo social y económico. Despoblamiento y la intervención en el Patrimonio, la intención de la última jornada técnica era la de vislumbrar el futuro inmediato. Para ello la selección de los ponentes, que encabezaba el alcalde Juan Antonio Lorenzo como máximo responsable de todas las actividades de conmemoración de los 50 años del cierre minero y también como uno de los impulsores públicos más importantes del nuevo rumbo del espacio de Las Menas, no fue gratuita. Tratando de acercarnos lo máximo posible a la realidad venidera y tras la presentación del acto por parte del Delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, Alfredo Valdivia, se dio paso a José García Cabello, responsable del Plan de Gestión Integral de la Sierra de los Filabres.

Su tesis principal fue clara. Los espacios públicos necesitan gestionarse para el beneficio público pero sin interrumpir el protagonismo de los actores privados. El PGI, puesto en marcha pocos meses antes, es el modelo de desarrollo madre para el futuro de la Sierra y para Las Menas. Con un presupuesto asignado ya para numerosas partidas de explotación, José García destacó la gran potencia económica y social del entorno. Y para justificar el valor de su tesis, hizo un repaso por la conveniencia de asignar todo el valor posible a las nuevas experiencias de desarrollo en Las Menas, destacando que su singularidad era un activo que no se podía despreciar para el vaticinio posterior: El legado de Menas es puro desarrollo si se aplican correctamente las políticas puestas en marcha. Para completar parte de esa misma determinación se invitó a José Antonio Rueda, gestor del camping de Las Menas, quien aportó una sensacional visión del desarrollo que ya es visible en el espacio minero. Y contó el saldo de su propia actividad y contó cómo se habían incrementado los datos económicos con un reclamo muy elemental: Las Menas es un lugar privilegiado al que la gente esta deseando ir. Su testimonio fue muy revelador porque partiendo de su propia experiencia personal y sentimental, argumentó el impulso que le motiva para la gestión de su negocio anticipando un progreso razonable si confluyen las políticas públicas que se propagan desde el Ayuntamiento de Serón con las de la propia Junta de Andalucía, y su PGI, y las privadas.

El último ponente fue Guillermo Laine San Román, ingeniero de Minas y profundo conocedor de las últimas intervenciones en espacios mineros de España. Su tesis fue rotunda: Menas tiene todos los recursos disponibles para afrontar un desarrollo inminente con todas las garantías. Y lo justificó con un muestrario de otras experiencias de reconversión de espacios mineros de España en los que él mismo había participado y en los que se habían aplicado medidas no estandarizadas con las que el recurso en desuso se había vuelto un recurso productivo.

Las Menas 50

De Las Menas a La Loma pasando por los Filabres

Para concluir con todos los actos de la conmemoración de los 50 años del cierre de Las Menas, se ideó algo que uniera naturaleza, didáctica, música, homenaje y celebración. Fue así como el 9 de septiembre llegamos al último capítulo de esta aventura: De las Menas a La Loma pasando por los Filabres. Con la solvencia de Rodolfo Caparrós en la explicación del entorno natural, su ponencia fue tan interesante como reveladora. Paisaje y memoria en la construcción de proyectos de desarrollo fue el titulo de una exposición clarificadora de lo que los entornos naturales intactos pueden ofrecer al desarrollo sostenible de las comarcas que los acogen. Pistas para un desarrollo inminente que prosiguieron con una pequeña ruta que emulaba otras del tiempo minero y que discurrió desde Menas hasta el enclave de la Loma, uno de los núcleos habitados de los que se nutrió la explotación minera. Pero no solo se trataba de hacer una ruta sin más, ni una charla con más.

El objetivo era andar por lo andado hasta llegar al cementerio de la Loma y allí rendir un pequeño homenaje a uno de los personajes más singulares de aquel tiempo: el Trovero Castillo. Un homenaje que quería homenajear de algún modo a todas las personas que habitaron Menas hasta su cierre. Para darle solvencia al acto Antonio Mirón, conocedor de la vida del Trovero Castillo y también trovador, hizo una alabanza a las dificultades de aquel arte en tiempos tan complejos. Y destacando la figura todavía reluciente del Castillo trovador, hizo también un repaso extenso de su personalidad y de su propia vida en Las Menas, no exenta de enormes dificultades, lo que le convirtió en un personaje indiscutible para sus vecinos y, claro está, para el arte musical del trovo. Después de la charla a los pies de la propia tumba de Castillo, se interpretaron canciones populares, trovos y bailes sueltos que luego acabaron en la misma era de la Loma como un final de fiesta insuperable con el que de alguna manera se pudo revivir aquel tiempo de las Menas donde las dificultades siempre se mitigaron con el festejo natural y espontáneo de las cuadrillas, aunque ya hubieran pasado 50 años hasta ese día.

Las Menas 50

JOSE CARLOS CASTAÑO/ Comisario del proyecto

Estudio descriptivo del Castillo de Serón

ESTUDIO DESCRIPTIVO DEL CASTILLO DE SERÓN

ESTUDIO DESCRIPTIVO DEL CASTILLO DE SERÓN

Rafael Pozo Marín

Arqueólogo

El castillo de Serón es un BIC, inscrito en el Catálogo general de patrimonio histórico andaluz con la categoría de monumento según fecha de disposición de 25 de junio de 1985, publicada en BOE del 29 de junio de 1985. El castillo de Serón es propiedad del Ayuntamiento de Serón por cesión de su anterior propietario D. Enrique Nin de Cardona quien lo adquirió, junto con otras propiedades, a la condesa viuda de Montijo mediante escritura de compraventa firmada en Madrid en 1916.

 

  1. SITUACIÓN GEOGRÁFICA

El castillo de Serón se encuentra enclavado en el centro del actual municipio de Serón a una altitud aproximada de 862 m.s.n.m. sobre los restos de la plataforma rocosa de pie de monte que formó parte del lecho marino del estuario del Almanzora. Los distintos procesos erosivos que colmataron la cuenca durante el Neógeno con sedimentos procedentes de las sierras indican una sedimentación costera formada por los aportes de estas mediante grandes avenidas alternadas con periodos de calma erosiva. En el Cuaternario la acción erosiva de los agentes geológicos externos producen aumentos de gravas y arenas unidos al encajamiento de la red hidrográfica y el modelado del relieve actual.

La altitud y dureza de los materiales sobre los que se asienta el enclave le han otorgado una privilegiada situación estratégica en el control territorial de la explotación de recursos económicos del entorno desde la llegada de los primeros grupos sociales prehistóricos a la cuenca del Almanzora y aunque no tenemos constancia de la aparición de restos arqueológicos que nos indiquen un asentamiento temporal o permanente en el castillo anteriores a la Edad Media, teniendo en cuenta la intensidad del poblamiento en el núcleo urbano desde finales del Medievo, los restos hallados fortuitamente en los alrededores si parecen indicar que el lugar pudo ser utilizado como punto estratégico en la comunicación y control territorial desde el período Calcolítico.

La disposición del sitio no solo es idónea para la comunicación y control de la vía de paso que establece el Almanzora entre el interior andaluz y las costas mediterráneas sino que permite controlar fácilmente los recursos económicos propios del valle y de la sierra, especialmente los mineros, al tiempo que los de carácter defensivo al estar elevado y rodeado por los cauces del Río Bolonor a su izquierda y la Ramblilla de San Marcos a su derecha.

La orografía, la topografía, y los recursos hídricos, básicamente fuentes, arroyos y ríos (Fuente Liar, Ramblilla, Bolonor y Almanzora) condiciona­ron en un primer momento la estructura, consolidación y evolución de la villa. El hábitat se  adaptó a la orografía estratégicamente extendiéndose alrededor de la plataforma superior del castillo hacia el norte, sur y especialmente el este donde la pendiente es más suave y de fácil acceso a las zonas potencialmente agrícolas; el área oeste presenta una ladera más abrupta producida por la erosión del Río Bolonor que ha encajado su curso en los materiales más blandos del piedemonte, sin embargo la margen izquierda del Bolonor suaviza su pendiente a la altura del casco urbano hacia la confluencia con el Almanzora en la Alconaiza. Por el sur el acceso resultaría más fácil desde Filabres, lo que supondría mayor esfuerzo defensivo en la construcción de la villa medieval. El camino de la Sierra, hoy zona de la calle Bacares, debió de ser una entrada importante y bien guarnecida de defensas pero de nuevo aquí el hábitat ha sido muy intenso y el espacio muy remodelado, especialmente en el siglo XVIII, sin embargo, el laberinto actual de calles podría estar muy condicionado por el trazado de la entrada medieval lo que le convierten en una de las zonas más interesantes del conjunto urbano.

 

  1. LOS ORÍGENES DEL CASTILLO DE SERÓN

Como hemos mencionado anteriormente el origen del castillo de Serón nos es completamente desconocido en la actualidad debido sobre todo a la ausencia de una investigación seria sobre el monumento y por otra parte al completo desconocimiento sobre hallazgos de restos arqueológicos procedentes de las remodelaciones que ha sufrido el casco urbano en las últimas décadas a pesar del creciente interés socioeconómico que despierta el patrimonio entre la población. No obstante podemos plantear la hipótesis de una posible utilización de carácter temporal del cerro del castillo, dado su alto potencial como punto estratégico, durante la Prehistoria o en época tardorromana a partir de la crisis urbana y de las ciudades y el progresivo éxodo al campo, con la aparición de explotaciones rurales y de nuevos poblados o vici surgidos en la vega (La Huerta o San Marcos); y finalmente, los nuevos poblados situados en altura con una clara estrategia defensiva (El Castellón, Los Blanquez, etc) [1].

Pero será necesario esperar hasta el siglo XII para encontrar la primera mención escrita sobre Serón como Šarūn, en la ruta de Baza a Almería, en la obra Uns al-muharŷ wa-rawd al-furaŷ (Goce del pensamiento y proceder de la consideración) de Abū ˮAbd Allāh al Idrīsī y como ḥiṣn Šīrūn en la obra de Lisān al-Din Ibn al-Jatib Hatrat al-tayf fī riḩlat al-šitāʼ wa-l-sauf (Aparición de la imagen soñada. Viaje de invierno y de verano) en 1.347. En esta última obra, escrita poéticamente, Ibn al-Jatib, alto funcionario de la corte nazarí, relata un viaje oficial de la corte granadina acompañando a Yūsuf I hacia las fronteras orientales del reino; al llegar a Serón describe: «hasta que nos recibió el bosque de pinos con su olor a ámbar y nos cautivó su belleza; los árboles eran pilares puestos en fila, mojones hechos de tupido follaje, palmeras altas y crecidas, mozas que arremangan sus verdes faldas como si recoger quisieran la cola para vadear el río, como hacen las beduinas, mientras bañan sus pies las aguas dulces, claras y, en lo alto, arrullan las palomas con collares ornadas».

De las citas islámicas se puede deducir la existencia de un núcleo de población anterior, posiblemente disperso (alquerías sin defensas), que se centraría y fortificaría en el último tercio del siglo XIII cuando se fija la frontera oriental del reino nazarí frente al cristiano de Murcia. Posiblemente sería bajo el mandato de Yūsuf I (1332-1354) cuando se fortifica el actual castillo al convertirse en importante punto estratégico en la segunda línea defensiva de la frontera oriental, clave en la defensa entre el Almanzora y la ciudad de Baza, pero sobre todo será su nieto Muḥammad V (1354-58/1361-90) quien reparó las fortalezas ya existentes y construyó otras nuevas.

El caserío islámico se desarrolló alrededor de la fortaleza de forma que el ḥiṣn (castillo), es a su vez centro neurálgico del hábitat y del territorio organizado en torno a él. El castillo se convierte en área de refugio en tiempos de guerra y a su vez el caserío se organiza en conexión con el castillo donde las propias casas se suelen cerrar al exterior formando lienzos relacionados con la defensa. En un momento indeterminado este parece ser el sentido de la evolución del caserío anterior al trazado de la Calle Real.

Quizás, como pasa en otros castillos de la zona cuyo origen estaría en torno al siglo XI-XII, el castillo de Serón podría estar ocu­pado en este período, aunque por el momento no tenemos estudios arqueológicos que permitan afirmar la fundación de dicha villa en el período taifa a pesar de aparecer en los itinerarios de al Idrīsī, sin embargo, el caserío pudo haberse organizado entre los siglos XII y XIII en torno a una primera fortaleza en esta amplia dinámica de fortificación  de las comunidades rurales como protección a los nuevos perímetros irrigados de forma que el ḥișn que menciona Ibn al-Jatib, se convirtió posteriormente en el centro de un territorio organizado en torno a él compuesto por diversos núcleos menores con sus perímetros irrigados y grandes propiedades con predominio del secano (Alcóntar, Aldaire, El Hijate, La Jauca, etc.).

Sin embargo, lo que puede parecer más claro a través de la arqueología, la toponimia, las fuentes y documentos escritos, es la fase nazarí con la reorganización de la frontera a media­dos del siglo XIV con la construcción o refuerzos de las defensas del castillo y demás elementos propios de la villa medieval, mezquita, viviendas, aljibes, almacenes, cementerios (La Ramblilla), espacios irrigados (La Alconaiza, el Gadíl), etc.

Tras la conquista por los Reyes Católicos, el hábitat y la ocupación urbana de la villa continúa en el mismo enclave, adaptando los elementos nazaríes a las nuevas necesidades.

 

  1.  DESCRIPCIÓN DEL CASTILLO

El castillo de Serón se eleva a 862 m.s.n.m. sobre los restos de un conglomerado miocénico que formo parte de los sedimentos marinos de los bordes del estuario del Almanzora, alrededor de unos 12 m. sobre la rasante del caserío que lo rodea y unos 80 m. sobre el Río Bolonor con una fuerte pendiente en la zona oeste, condicionando su distribución en una superficie aproximada de 916 m2 dispuesta en sentido noreste-suroeste.

No hay constancia de evidencias arqueológicas en las proximidades del castillo que per­mitan suponer cuál sería la superficie original o la disposición del recinto, con seguridad este sería mucho mayor que el actual y se extendería por la zona sur descendiendo hacia la Plaza de la Virgen de los  Remedios. La continuidad del hábitat en el mismo lugar, seguramente desde mediados del siglo XIV, momento en que debió erigirse el castillo actual, y las transformaciones a las que ha sido sometido a lo largo de su existencia han desfigurado por completo la morfología original hasta el extremo de que el castillo que hoy conocemos es fruto, en un elevado porcentaje, de la remodelación sufrida a finales de los años 60 durante la presidencia del alcalde Luis Villalba.

Deducimos de la documentación fotográfica de Gustavo Gillman y del Portfolio de los pueblos de España, anteriores ambas  a la remodelación de Villalba, que el caserío estaba completamente adosado en todo su perímetro a la plataforma rocosa del castillo de cuyos restos, incluida las zonas más deleznable de ella, se habrían abastecido los habitantes para la construcción de viviendas, desapareciendo, posiblemente, hasta la cimentación de los muros ya que hasta el subsuelo, aún hoy, se encuentra horadado por bodegas, y donde solo parecen quedar, en relativo buen estado de conservación, los paramentos de la base ataludados del bastión norte que soportaba la torre del la campana y algunos restos de lienzo incluidos en los muros de las zonas este y oeste.

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Fig. 1. Plano actual del castillo con los restos antiguos señalados y fotografía aérea de final de los sesenta con los restos visibles anteriores a las restauraciones modernas.

Aunque gran parte del conjunto actual ha sido reinventado a mediados del siglo pasado es posible encontrar restos antiguos de difícil datación entre los nuevos muros, no obstante el pequeño recinto, (imposible saber por el momento si único)[2], serviría solo para albergar la guarnición militar porque el torreón que aparece en las fotografías del siglo XX parece destinado a residencia del gobernador de la plaza, y no para refugio de la población local, considerando sus escasas dimensiones.

Si planteamos la hipótesis de que el castillo podría tener sus orígenes en el siglo XII por la documentación de las fuentes escritas, seguramente la muralla  original estaría levantada a base de encofrado sobre zócalo de mampostería para poder apoyarse sobre la superficie rocosa del cerro, (este podría ser el caso de algún muro de la zona este, al pie del bastión norte), pero la técnica constructiva más antigua, que aún podemos observar, está realizada a base de mampostería ordinaria de tongadas de piedra de mediano tamaño unidas por argamasa de cal y arena y revoco externo de yeso, técnica que  pudo utilizarse a partir del siglo XIV como forro exterior en las zonas conservadas para refuerzo de la obra anterior, ya que el empleo de la artillería a partir de esta fecha puso en peligro los antiguos muros de tapial, pero el conjunto, en líneas generales, responde a una fortaleza caracte­rizada por la mampostería enripiada, modelo edilicio que corresponde a mediados del siglo XIV.

Por el momento, solo podemos apreciar dos fases constructivas medievales en el castillo, una nazarí y otra cristiana sin que se deba descartar una cronología anterior como ocurre en otras fortalezas del Almanzora.

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Fig. 2. Zonas con restos medievales anteriores a la primera remodelación moderna.

 

  1. a.      Baluarte Norte

Partiendo de la cara norte, el punto más elevado del castillo, lo ocupaba, hasta finales del siglo XIX, un torreón (posible torre del homenaje) de planta cuadrada cimentado sobre la roca irregular y una base de refuerzo en talud, construida en mampostería de esquistos, necesaria para ampliar y consolidar la plataforma sobre la que se levantaba en su cara norte. Esta torre, teniendo en cuenta la superficie que consta en las escrituras de compraventa (209 metros), estaría dividida en dos plantas, como también parecen corroborar, en las fotografías de Gillman, la presencia de las pequeñas ventanas que se observan en los muros norte, este y oeste.

El torreón presentaba esquinas de ladrillo, que han servido de modelo a la actual torre del reloj, y se cubría con terraza. La cubierta superior parece protegida con antepecho corrido y espadaña en su cara norte que albergaba la campana de señales y el acceso a la plataforma. En el subsuelo emergen los restos de un aljibe excavado en la roca; seguramente se trata del aljibe  para uso de la población sitiada que Luis Mármol Carvajal menciona en el asedio de 1569 cuando habla de los padecimientos de la población cristiana de Serón por el bajo nivel de agua del aljibe de la fortaleza cuyos soldados no habían querido henchir cuando se fueron los moriscos por ocuparse de robar en las casas.

La presencia de esta torre plantea problemas cronológicos tanto por su aspecto como por las técnicas constructivas y aunque parece ser la zona más antigua y completa conservada en la actualidad no podemos darle una fecha nazarí; el castillo debió sufrir constantes remodelaciones a partir de los siglos XV y XVI, el sistema de construcción en talud, el uso generalizado de la mampostería y las esquinas de ladrillo así como la decoración de los paramentos de estucos esgrafiados enmarcando las caras planas de los mampuestos que aún permanece en el tercio superior de las caras norte y oeste, nos plantean dudas cronológicas pues aunque es normal la aparición de paramentos con mampostería encintada en el reinado de Muhammad V formando parte de su programa edilicio, la decoración de esta torre[3] está más próximas a decoraciones realizadas por alarifes mudéjares bajo las ordenes de arquitectos cristianos.

 

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Fig. 3. Desarrollo aproximado de la decoración del estuco de la cara oeste del baluarte.

  1. b.      Muro Este

Desde este baluarte norte los lienzos de muro se prolongan curvándose hacia el suroeste casi paralelos adosados a ambas caras de la peña para cerrar el recinto en muro recto en la cara meridional; la cara oriental presenta en la actualidad dos torres adosadas de planta rectangular de diferentes dimensiones, ligeramente ataludadas siguiendo la tónica general de todo el conjunto, sin embargo, a pesar de ser la zona donde las antiguas viviendas se elevaban hasta la plataforma rocosa superior, permanecen algunos restos de muros antiguos del recinto medieval que fueron utilizados como cimentación o apoyo de estas y aunque no son visibles las bases de cimentación, es decir, los zócalos que permiten regularizar la superficie rocosa del cerro para apoyar las tapias del encofrado, encontramos restos de rezarpas de mampostería en la base del muro sobre el que se levantan las dos torres y algunas más junto a la base este del bastión principal. En esta zona son visibles los restos de muros de mampostería a base de fajas separadas por lajas o esquistos trabados con argamasa y, a menudo, yeso así como algunos sillares de arenisca en la base del ángulo norte de la torre menor para refuerzo de las esquinas como zonas más débiles en las obras de mampostería. La reconstrucción moderna intentó imitar estos restos visibles en algunas zonas con  cajones de 1 a 1, 20 metros de altura (torre menor), la misma que se aprecia en el tapial con verdugadas de ladrillo de los siglos XV y XVI, es decir obras una y otra cristianas. Para los restos de paramentos antiguos que  continúan en este muro entre las dos torres la altura media oscila alrededor de los 20 y 30 cm.

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Fig.4. Restos de los paramentos de mampostería antigua trabada con yeso a base de fajas separadas por lajas de esquisto en la base del muro entre las dos torres de la zona este.

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     Fig. 5. Restos de los encofrados medievales en la base de la torre mayor de la zona este.
Muro Oeste

     Continuando en la cara occidental del recinto encontramos el único acceso a la plataforma superior adosado a la roca, posiblemente el original, cuyo muro de contención, también remodelado, continua hacia el sur haciendo un punto de inflexión hacia la zona centro que refuerza su defensa mediante una torre semicircular, a partir de aquí continua el muro nuevo a base de piedra de mármol prolongándose hacia el sur hasta formar un baluarte trapezoidal que enlaza con la cara este; esta zona final carece, por el momento, de interés ya que el muro de cierre se levantó cercando la plataforma rocosa superior mediante la ampliación de esta con rellenos modernos hasta dejar un espacio suficiente entre las rocas emergentes para conectar sin interrupción todo el perímetro vacio que rodea la construcción exenta.

A causa de las lluvias torrenciales de diciembre del pasado año, la torre semicircular perdió parte del cerramiento cilíndrico de la cara suroeste desde la base macizada hasta parte de las almenas, dejando al descubierto los restos interiores de la torre que existían antes de la reconstrucción de finales de los años 60, y cuya ruina es visible en la fotografía aérea del Vuelo general de España de 1956.

Esta interesante torre se levanta sobre un zócalo de nivelación de mampostería ordinaria de cantos rodados trabada con la roca natural hasta una altura de 1,20 m. sobre la rasante actual. Sobre este zócalo semicircular se levanta la base de la torre ataludada con mampostería de hiladas regulares alternada con franjas de lajas de esquisto sobre la que se eleva la torre propiamente dicha de planta circular y alzado cilíndrico, ligeramente cónico hasta una altura total de 8,70 m. sobre rasante.

En la observación previa a la limpieza se percibe, al menos en el paramento interior que ha quedado al descubierto tras caer el forro exterior reconstruido, la posible existencia de dos plantas habitables sobre la base maciza y arranque de la cubierta superior que le serviría de terraza; este interior presenta, con múltiples reparaciones, desarrollo circular en su alzado para lo que se vació parte de la pared de roca y recubrió de muro de mampostería. En la primera planta enterrada (aún no es posible comprobar si esta hueca o es maciza a causa de la acumulación de escombros) se intuyen dos ventanas o saeteras (¿?), ya que aparecen dentro de la fábrica del desarrollo cilíndrico interno, dos arcos abocinados formados por lajas de pizarra y mortero de abundante yeso[4]; a simple vista estas se encuentran a la misma altura de una tercera saetera circular cegada y tallada en un sillar cuadrado y cuya cara externa aparece empotrada en el muro orientado al norte que aún permanece en pie (tampoco podemos saber aún si su posición es original o fruto de remodelaciones antiguas o de los sesenta). Las tres saeteras, orientados hacia el norte, sur y oeste, podrían controlar el acceso a la fortaleza por esta zona o bien reforzar la defensa frente al cerro de la Alconaiza que como hemos comentado anteriormente se encuentra a la misma altura al otro lado del río Bolonor y a una distancia aproximada en línea recta de 350m., pero será necesario esperar a la limpieza total para interpretar su función.

Como referente general cabe decir obra árabe y obra no árabe, castillo árabe y castillo cristiano; castillo árabe y el mismo castillo reformado por los cristianos con introducción de determinadas estructuras. Pero en lo que se refiere a fábricas constructivas es más sensato decir “obra de tradición árabe”, cual es el caso de la participación mudéjar. Porque el cristiano por sí mismo y por su cultura aportaba poca cosa a la cultura de la construcción; estaba sometido a la larga tradición constructiva hispanomusulmana (s. VIII al XII) de ámbito peninsular que conllevaba la homogeneización de la cultura edilicia, porque la horizontalidad de las hiladas de mampuesto es común en la España árabe y la cristiana, al igual que la altura mencionada más arriba de 20 o 30 centímetros por hilada como modo de trabajo más cómodo. Establecer diferencias entre la mampostería árabe y la cristiana dependerá de factores ajenos a la propia construcción, como podría ser el caso de las cerámicas del entorno o de las citas en fuentes árabes o cristianas.

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Figs.6 y 7. Torre antes y después del derrumbe, se aprecia la mampostería organizada y separada por líneas de esquistos entre el zócalo y la base de la torre.

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Fig. 8. Interior de la torre tras la limpieza inicial donde se ve la cara interna del piso superior y la zona intermedia con los arcos de pizarra de las posibles saeteras.

  1.  REFERENCIAS HISTORIOGRÁFICAS

 

La presión de Castilla sobre el territorio nazarí terminaría en 1492 con la rendición de Granada; algunos años antes, el 7 de diciembre de 1489, se habían firmado, tras la toma de Baza, las capitulaciones de Purchena y valle del Almanzora, unos días después el mismo Fernando el Católico tomó propiedad de la fortaleza de Serón camino de Purchena. Esta rendición pacífica posiblemente permitió la continuidad de las fortalezas musulmanas que no fueron destruidas al no oponer resistencia pero se fueron abandonando lentamente al perder su función militar frente a un enemigo que había dejado de serlo.

En pago a las ayudas recibidas durante la Guerra de Granada los Reyes Católicos conceden el señorío de Serón al caudillo de Baza Mahomat Haçen. Este señorío fue suprimido posteriormente y concedido en 1492 a Diego López Pacheco, marqués de Villena, hasta bien entrado el siglo XVIII cuando pasa, por herencia, a la casa de Montijo y Miranda. Los bienes de esta casa ya habían sido vendidos por la Condesa-viuda de Montijo en 1843 pero las últimas propiedades, entre las que se encontraba el castillo, fueron vendidas en 1916 a Enrique Nin de Cardona, alcalde de Serón, quien cedió las ruinas al ayuntamiento.

El castillo debió abandonarse paulatinamente y entrar en decadencia pues ya en el siglo XVI Luís de Mármol Carvajal dice que de la fortaleza de Serón solo interesaban sus campanas, no obstante jugó un papel importante en la Guerra de los moriscos resistiendo al primer ataque morisco de 1569 sin embargo la fortaleza fue tomada después de quince días de asedio cuando se empezó a minar el castillo por dos sitios distintos. Ginés Pérez de Hita describe como D. Juan de Austria a su llegada a Serón: «Maravillose de ver tal alto y inexpugnable aquel puesto, coligiendo que si su fortaleza se ponía en defensa avía de ser aún más dificultoso de ganar y con mayor coste de sangre que la villa de Galera». El 28 de febrero de 1570 D. Juan toma Serón con grandes pérdidas humanas entre las que había de contar la de su ayo D. Luis Quesada.

A partir de estos momentos el castillo permanece mudo en su deterioro ya que las noticias históricas apenas si lo mencionan; en el Catastro de Ensenada de 1753 encontramos un esquemático plano de la villa coronado por la silueta de un castillo con almenas bajo el que se escribe “castillo arruinado”.

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Fig. 9. Catastro de Ensenada  de 1753.

Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de 1845 escribe: “En lo más alto y parte céntrica de la población hay un castillo bastante deteriorado, de construcción árabe, perteneciente a la condesa de Montijo; en él se ve un reloj cuya campana es de regular mérito”.

El 24 de junio de 1863 se sintieron tres temblores de tierra y el 9 de julio otro temblor fuerte acompañado de ruido causó algunas grietas en la casa del ayuntamiento. En el castillo de Serón se desprendió una pared y se produjeron grandes deterioros en los tejados de la iglesia.

Parte de la descripción de Madoz aparece en las escrituras de compraventa del castillo mencionadas anteriormente donde se añade que consta de seis habitaciones y 209 metros de superficie firmadas en Madrid el 13 de abril de 1916  pero para estas fechas ya no existía la torre que vemos en las fotografías de Gustavo Gillman de 1893, 1895 y 1901; sin embargo en las de 1911 de este mismo autor y las del Portfolio de España fechadas hacia 1915 ya no existe el edificio principal y en su lugar se encuentra la torre del reloj que hoy conocemos. Entre 1901 y 1911 debió derrumbarse el torreón levantando una torre de menores dimensiones en el centro de la plataforma superior con cajones de mampostería  y rafas de ladrillo que enmarcan las ventanas geminadas esquinas y almenas en estilo neomudéjar para albergar la nueva campana.

El deterioro del resto de las ruinas del castillo debió acentuarse con el aumento de la población en el siglo XIX ya que todo el perímetro de murallas fue ocupado por viviendas semitroglodíticas regentadas por la etnia gitana que utilizarían los restos de cimentación de murallas y torres para su construcción horadando todo el cerro para la construcción de viviendas de bajo coste. A finales de los años 60 del pasado siglo durante el gobierno del alcalde Luis Villalba se procedió a la restauración de los restos sin criterios históricos con la expropiación de las viviendas adosadas, limpieza de los restos y construcción de los muros del castillo que hoy conocemos levantando torres y muros arbitrariamente sin criterios históricos ni atender a los restos que posiblemente quedarían desmontándolos o cubriendo los emergentes con todo tipo de materiales heterogéneos, piedra recuperada de las viviendas derruidas, ladrillos, cemento, mármol, etc.

El castillo vuelve a ser objeto de una desafortunada restauración, según proyecto de la Junta de Andalucía, ejecutada en 2005 con la sustitución de las almenas de cemento por otras de mampuestos y hierro de alturas desproporcionadas así como la ampliación de la escalera de acceso por otra de cemento de grandes dimensiones que han contribuido al deterioro físico y visual del monumento.

 

BIBLIOGRAFÍA

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[1] Sobre el origen de estos yacimientos es necesario referirse a las explotaciones agrícolas de la ciudad romana de Tagili (actual Tíjola), cuyo territorio de explotación económica comprendía, entre los siglos I-IV, el Alto Almanzora. A partir de estas fechas, las asentamientos rurales se convirtieron en pequeños núcleos habitados por las familias de los antiguos propietarios y sus colonos, así como por campesinos libres que explotaban pequeñas parcelas para su autoconsumo en los márgenes del territorio; en muchos de estos asentamientos encontramos el origen de algunos pueblos actuales del Alto Almanzora, casos de Serón, Lúcar, Armuña, Somontín, Purchena, Fines, etc., cuyos topónimos hacen referencia a la oronimia o antroponímia romana.

[2] Atendiendo a la configuración de estos castillos y a la época de construcción debió existir, además de la zona militar, otro recinto en cotas inferiores para refugio de la población del que no tenemos constancia dado la permanencia del hábitat a lo largo de los siglos, hábitat que se ha mantenido en el mismo lugar sin apenas desplazamiento a diferencia de muchas otras villas del Almanzora, Tíjola, Purchena, Olula, Cantoria, etc.

[3] Los restos decorativos que aún se conservan consisten en vitolas que dejan al descubierto las piedras más rehundidas rellenando las superficies con decoración de líneas incisas de coronas circulares y dobles líneas en los ángulos separadas por bandas horizontales de dobles líneas rellena de incisiones oblicuas alternando con cabezas de clavos de bronce.

[4] En la fase actual de estudio de la torre no podemos asegurar con exactitud que se trate de arcos de ventana, podrían tratarse también de arcos ciegos de descarga del peso de la zona superior de la torre ocultos en el muro interior para evitar tensiones debido a la debilidad del aparejo.

VÍA VERDE DEL HIERRO DE SERÓN

cargadero via verde

Las grandes compañías ferroviarias actuaron tardíamente en el sureste de la península. Así pues, entre las provincias de Murcia y Granada existía un gran vacío en lo que a servicios ferroviarios se refiere. En 1864, una comisión de ingenieros de caminos nombrada para elaborar un plan de ferrocarriles había propuesto la realización del citado trayecto. El 21 de junio de 1887, se transfieren las concesiones de la línea Murcia – Granada.

El municipio de Serón contemplaba una distancia de línea de 12,5 Km  que atravesaba todo el término municipal. Fue inaugurada a finales del año 1894. El 10/09/1894 se inauguró el tramo Purchena-Serón y el 11/12/1894 el tramo Serón-Baza.

A pesar de que la minería en el Valle del Almanzora no se había desarrollado en el momento del nacimiento del ferrocarril y, más aún,  ni siquiera se tenía constancia de la riqueza de los yacimientos, parece claro que uno de los mayores intereses residía en la posibilidad de transporte de minerales.

La puesta en marcha de los cotos mineros de Serón y Bacares supuso para el ferrocarril un cambio radical pues en poco tiempo pasó de ser una lánguida línea de carácter marcadamente local a convertirse en un activo ferrocarril esencialmente industrial. Para ello hubo de dotarse de los equipos necesarios con el fin de aumentar en la medida necesaria la capacidad de transporte de línea y convertirla en un ferrocarril especializado en el transporte de mineral de hierro. Las reformas se plasmaron en las ampliaciones sufridas en las estaciones de Serón y Águilas, la construcción de los cargaderos de Los Canos, La Estación y Tesorero. En 1905 las minas de Serón y Bacares alcanzan un gran auge, por lo que fue dos años después, en plena efervescencia minera, cuando el ferrocarril consiguió su máximo protagonismo.

Una vez llegada la Guerra Civil el Gobierno Republicano creó el Comité Nacional de Ferrocarriles que mas tarde pasó a llamarse Red Nacional de Ferrocarriles, antecedente inmediato del acrónimo RENFE. Concluida la guerra la intervención estatal sería decisiva en todos los terrenos.

El tráfico de minerales continuó llevándose a cabo aunque la actividad extractiva fue desapareciendo en parte de los cotos que anteriormente utilizaban el ferrocarril. El último cargadero de minerales que prestó servicio fue el de Los Canos,  que dejó de funcionar en 1.969. Años antes habían parado los cargaderos de la Bda. de la Estación. El 1 de enero de 1985, una vez revisado el coste que generaba el mantenimiento de la línea Guadíx-Almendricos,  comprobandose que era deficitaria y a pesar de las protestas populares, fue cerrada al tráfico.

EN LA ACTUALIDAD

El Ayuntamiento del municipio de Serón firmó el 24 de julio de 2006 en la sede del Ministerio de Fomento un Convenio con Adif (Administrador de Infraestructuras  Ferroviarias) para convertir 12,5 km de antiguo trazado ferroviario en una nueva Vía Verde. El Ayuntamiento procedió al arrendamiento de aproximadamente 12,5 Km. Tendrá una vigencia de veinte años, prorrogables a diez años mas. A través de este acuerdo, Adif arrienda al Ayuntamiento de Serón  el terreno correspondiente a la explanación del ferrocarril actualmente fuera de servicio, que reúne los requisitos para el uso como Vía Verde. La Vía Verde del Hierro en Serón tendrá una extensión superficial aproximada de 329.516 metros cuadrados y una longitud de 12.516 metros, que discurren entre los puntos Kilométricos 97/872 y 110/388 de la antigua línea férrea Lorca-Baza.

El objetivo de este convenio es favorecer la recuperación del patrimonio de titularidad publica para su reutilización con fines ecoturísticos acordes a las demandas de los ciudadanos de Serón. Se quiere favorecer el turismo ecológico y responsable, puesto que su integración en el paisaje supone un mínimo impacto ambiental y además proporciona la posibilidad de acceder a lugares de una belleza excepcional, a personas con movilidad reducida. Esta recuperación supondrá una rotunda modificación en las formas de desplazamiento de los ciudadanos, pues tendrán que suprimir los medios motorizados y optar por otros que respeten más el medio natural. De este modo se conseguirá una utilización más eficiente de los recursos naturales no energéticos, reduciendo el consumo de materias tóxicas. Adif potenciará la creación de itinerarios accesibles y seguros para los desplazamientos no motorizados. Desde el Ayuntamiento de Serón se incide en que la rehabilitación y el uso de este itinerario debe encuadrarse dentro de los principios de desarrollo sostenible y respeto a la cultura y particuliaridades propias del pueblo. Serón se ha unido a decenas de poblaciones que han optado por acogerse al Programa de Vías Verdes. Además, ha contribuido a aumentar el patrimonio de Vías Verdes en España, que cuenta ya con mas de 1.500 km de infraestructuras ferroviarias en desuso, que han sido reconvertidas en itinerarios cicloturistas y senderistas. El ferrocarril, el medio de transporte mas ecológico, nos proporciona nuevas formulas de transporte no motorizado.

El proyecto consistirá en facilitar las condiciones de tránsito sobre la plataforma ferroviaria y dotarla de elementos de protección e información, estando formado el tramo de tierra batida y asfaltado blando con una anchura de 3,5 metros, con un presupuesto aproximado 800.000 €uros y un plazo de ejecución de 11 meses pudiendo estar concluidas en la próxima primavera de 2008,  y será financiado integramente por el Ministerio de Medio Ambiente.

El cargadero del Tesorero está incluido dentro de la finca de propiedad privada destinada a Golf, cuyo plan parcial contemplará su rehabilitación. En la actualidad el Ayuntamiento de Serón está tramitando la adquisición del Cargadero de Mineral de Los Canos para que la Dirección General de Arquitectura y Vivienda rehabilite dicho edificio y se adapte a servicios comarcales: museos comarcales, centros de documentación, etc.  En la Estación de Serón se ha rehabilitado el antiguo cocherón de locomotoras y de manera inminente se procederá a la rehabilitación de la Estación de Viajeros para uso turístico, así como el edificio almacén-del muelle para uso social. Siendo ya todos los cargaderos de titularidad municipal.

El trazado de la Vía Verde del Hierro  es muy accesible pues dispone de poca pendiente. Será un sendero de mucha belleza porque discurre paralelo al río, entre zonas con mucha vegetación, choperas y lugares muy fértiles donde se practica un tipo de riego por inundación controlada. Como se ha comentado antes, a lo largo de la Vía Verde nos encontramos con tres cargaderos (Tesorero, de la Estación de Serón y Los Canos), de ahí que el camino reciba el nombre de Tramo del Hierro.

Con este tipo de iniciativas se quiere favorecer el turismo ecológico y responsable. Por lo que se insiste en que será un activo turístico de primer orden para Serón, que vendrá a complementar la oferta turística que tenemos, no solo de sierra, sino de valle.

Según manifestación del Área de Fomento del Ayuntamiento de Serón, ha sido arduo y complicado  el trabajo realizado para la consecución de la propiedad de todas y cada una de las infraestructuras del ferrocarril.  Sin embargo, ha sido muy acertada y exitosa la gestión de la financiación necesaria para su rehabilitación. En un futuro próximo, esto comportará uno de los equipamientos turísticos de mayor calidad de la provincia basado en el patrimonio.

admin 26 febrero, 2016 Leave A Comment Permalink

DEL DESIERTO A LAS ESTRELLAS

castillo

Por la Sierra de los filabres – Almería

Cruzando el desierto de Tabernas se descubre el paisaje más insospechado de la provincia almeriense, de altas montañas, pinares y blancos pueblos de estirpe morisca. En la cima, el mayor telescopio de Europa. Y al otro lado de la sierra el verde valle del río Almanzora y las canteras de mármol de Macael, de las que salieron los leones de la Alhambra.

Almería es famosa por sus paisajes desérticos, en los que se han rodado docenas de wésterns. Pero ahí mismo, detrás de los falsos poblados del Oeste, se levanta una muralla de más de dos kilómetros de altura, cubierta en buena parte de pinos, y algunos días, de nieve. No es otro decorado cinematográfico. Ni un espejismo. Es la sierra de los Filabres, un ramal de la cordillera penibética que se adentra 50 kilómetros en la provincia, por el noroeste, separando el desierto de Tabernas del valle del río Almanzora, el cual, comparado con el anterior, es de un verde insultante, casi asturiano.

En solo media hora, atravesando el desierto de Tabernas por la autovía de Granada, se llega desde la capital almeriense hasta Gérgal, al pie de la sierra. Y en otra media, por una carretera de montaña, al observatorio de Calar Alto, que aloja el mayor telescopio de la Europa continental. El lugar fue elegido por su altura, sus cielos despejados y su aire puro, lo cual también es bueno para otear el panorama diurno, que es inmenso y especialmente bello hacia el sur, donde la mirada abarca desde Sierra Nevada hasta el Mediterráneo, pasando por el coampo lunar de Tabernas. Pocos miradores habrá en el mundo que dominen como este mar, desierto y alta montaña. Y encima, las estrellas.

Bajando por la otra ladera, la norte, hacia Serón, se descubre con un escalofrío el antiguo poblado minero de Las Menas. Este enclave, surgido en 1910 junto a los criaderos de hierro más ricos de la sierra, a 1.500 metros de altura, llegó a albergar a 2.500 personas. En Las Menas, había un hospital, casino y hasta plaza de toros. Abandonado en 1968, hoy es un páramo fantasmal, lleno de cráteres, rocas oxidadas y chatarra de un mundo que se antoja infinitamente lejando. De la ruinase libró la ermita de Santa Bárbara, que fue erigida en 1911 en honor de la patrona de los mineros y cuya torre, rematada por una fina aguja octogonal, da un inesperado aire tirolés a estas montañas.

Un millón y medio de jamones serranos e ibérico salen todos los años de los secaderos de Serón, pueblo donde también se curan cantidades ingentes de morcones, chorizos y salchichones y donde huele – como se puede imaginar – que alimenta. entre el olorcillo y el ejercicio de subir al castillo que descuella en lo alto del blanco caserío, al final de calles empinadas como trampolines de saltos de esquí, se llega arriba muerto de hambre, desfallecido. Nada, en cualquier caso, comparado con lo que sfruió Juan de Austria para tomar esta fortaleza durante la rebelión de los moriscos, pues mataron de una pedrada a su padre adoptivo, secretario, consejero y amigo, Luis de Quijada.

No todo son cuestas en Serón. También está la Vía Verde del Almanzora, que aprovecha parte del trazado del tren que transportaba el hierro de estas montañas hasta el puerto murciano de Águilas. Acondicionada para caminantes y ciclistas, ofrece un cómodo recorrido de casi 12 kilómetros desde el cargadero de los Canos hasta la barriada de El Ramil. alto, con vistas al pueblo blanco y de cuestas, a la vega y a las cumbres de más de 2.000 metros que asombran el valle. Aparte del paisaje, que no es ni mucho menos el que se espera de Almería, sorprende el cargadero de los Canos, obra faraónica a donde el mineral llegaba, desde el monte, en baldes suspendidos de un cable de acero de 8.104 metros.

Además de Serón, hay otros pueblos que merecen una visita, como Bayarque, una bonita aldea de aire moruno, entre montes de almendros y olivos, que fue del marqués de Villena, o como Bacares, conocido, por los tres que lo conocen, como la perla escondida de la sierra de los Filabres. La vuelta a Almería, para variar, se puede hacer dando un rodeo por Macael, lugar famoso por sus canteras, de las que salió el mármol de la Alhambra y de la mezquita de Córdoba. A uno y otro lado de la carretera se ven montañas truncadas, a las que les falta la punta o una de las caras, llenas de vertiginosos escalones y cortes cúbicos, como si una lluvia de gigantescas piezas de Tetris hubiese caído sobre ellas.

Revista ¡HOLA! viajes Fin de semana del 5 al 6 de noviembre

TEXTO:  Andrés Campos